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Kafka y la muñeca
Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca.
Kafka se ofreció a ayudar a buscar la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.
Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:
– “Por favor no llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras …“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente la veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó:
-«mis viajes me han cambiado … “ –
Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca. En resumen, decía: -» Cada cosa que amas es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente“- . París septiembre 2018.
Silencio
Equilibrio de luz
en el sosiego.
Mínima tromba.
Ensoñación. quietud.
Todo:
un espacio sin voz
hacia lo hondo oculto.
Jaime Siles
.
Soneto del tiempo.

Me verás sonreír, amiga mía, con aquel gesto frívolo de antaño, y hay un viejo dolor que me hace daño, un dolor que me duele todavía. Porque no en vano pasan día y día, y día a día llegan año y año, y el júbilo de ayer se queda huraño de soledad y de melancolía. No te engañes, amiga, con mi engaño: la copa en que bebiste está vacía, y el oro de sus bordes se hizo estaño; y esta frágil corteza de alegría cubre un viejo dolor que me hace daño, un dolor que me duele todavía… Jose Angel Buesa.
Edificios montevideanos.
Plaza de los 33.
Antiguo Cuartel de Bomberos.
Soledad

“Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad.” ― Joaquín Sabina

Rincones montevideanos
buscando pájaros
Inviernos montevideanos.

puedo ponerme digno y decir toma mi direccion cuando te hartes de amores baratos de un rato me llamas y si quieres tambien puedo ser tu trapecio y tu red tu adios y tu ven, tu manta y tu frio tu resaca, tu lunes, tu hastio o talves ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda en mitad de la calle y desnuda.
J. Sabina